Ya soy motero

Dicen que uno no es motero hasta que no se cae.

Este verano me he estrenado, tras nueve años usando la moto todos los días.

Estuve tres semanas en Laos, un país en el que todo el mundo va en moto, un país en el que conducen con una sóla mano, la otra es para aguantar la sombrilla.

Así que alquilé una y me fui allá donde no llega el transporte público.

El segundo día, conduciendo de noche y bajo la lluvia, me metí la ostia.

Si no os lo creéis puedo enseñaros la bonita cicatriz que me ha quedado en el brazo.

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